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Sucesión

Heredar problemas o certidumbre

Heredar problemas es el resultado de no tener un plan para el final de la vida o tener algo limitado o informal. Es producto de la desidia, la indiferencia y la falta de atención y empatía para uno mismo y los demás. Para no heredar problemas ni afectar la dignidad propia o de la familia, es necesario emprender las acciones pertinentes para contar con un plan efectivo para los procesos del final de la vida, la muerte y la sucesión. A continuación, enlistamos algunas características que tendría un buen plan y, de la misma manera, enlistamos también algunas causas por las que desafortunadamente la gran mayoría de las personas heredan problemas.

Heredar certidumbre conlleva responsabilidad e intención y considera lo siguiente:

  • Tener un plan que está diseñado para cumplir la voluntad personal al final de tu vida, a la muerte y a la sucesión. Reconoce la situación y necesidades actuales de la familia. Asimismo, se han tomado las acciones pertinentes para actualizar cualquier trámite, información o proceso que así lo requiera para evitar problemas y contratiempos futuros.
  • El plan comunica claramente la voluntad, cuenta con el soporte jurídico necesario y está a la mano de la familia para cuando lo necesite.
  • El plan protege la dignidad propia y la de la familia, evitará gastos innecesarios, pérdida de patrimonio, desgaste emocional, así como posibles conflictos. El plan apunta a no hacer más difícil lo que ya es y a procurar un duelo útil y constructivo a la familia.
  • El plan incluye las indicaciones claras que llegarán a la familia de manera oportuna. Es ordenado y está completo con toda la documentación pertinente de carácter jurídico, funerario o patrimonial y en general con cualquier otra información relativa a la muerte y a la sucesión

Heredar problemas es el resultado de hacer poco o nada y se caracteriza por:

  • No se ha reflexionado adecuadamente con respecto al final de la vida. Se carece de estrategia y al llegar el momento, la situación queda sujeta a la improvisación.
  • Si hubiera un plan, este es limitado, vulnerable o se encuentra desactualizado
  • Si acaso, se comunica vagamente la voluntad y no se cuenta con el sustento legal apropiado
  • No existen las indicaciones claras y pertinentes que requerirá la familia
  • La familia incurrirá en gastos innecesarios, sufrirá mayor estrés y ansiedad y está expuesta a pérdida de patrimonio, desgaste emocional, duelo sin valor y hasta posibles conflictos

Es innegable la necesidad que todos tenemos de establecer un buen plan de previsión para antes de morir. La responsabilidad de contar con un buen plan es personal y en realidad no hay excusa para no tenerlo. Tener un plan no depende de la edad, el estado de salud, el estilo de vida o la cantidad de patrimonio con la que contemos. Depende de entender las consecuencias que tendrá nuestro fallecimiento y tomar las previsiones pertinentes para proteger los intereses de todos los afectados y facilitar a la familia ese momento tan difícil, así como evitarle problemas posteriores.

Morir Chingón es una lectura al alcance de cualquiera que esté interesado en construir un plan integral para el final de la vida que apoye de manera efectiva a todos los involucrados. Encuéntralo en las principales plataformas digitales como amazon.com, gandhi.com.mx, barnesandnoble.com entre muchas otras.

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