Categorías
Previsión

Fallar en planificar es planificar para fallar

Se estima que más del 80% de las personas han pensado al menos una vez en la muerte propia. Sin embargo, a pesar de esta cifra, la gran mayoría de las personas falla en establecer un plan eficaz para ese momento. Quizá cuando pensamos en la muerte propia, lo hacemos sin importarnos demasiado porque la idea nos parece prematura o inclusive tétrica.

Por otro lado, cuando pensamos en realizar una celebración o un viaje procuramos establecer una planificación previa y no dejamos que las cosas se guíen por la improvisación o el azar ya que sabemos que si fallamos en la planificación las cosas pueden salir mal. Después de todo, quién quisiera realizar un evento o una travesía que pudiera estar llena de fallas, omisiones o sinsabores. Si esto es cierto durante la vida, ¿por qué fallamos en planificar para el final de esta? Fallar en planificar este importante acontecimiento es equivalente a planificar para vulnerar la dignidad propia y para lastimar aún más a la familia.

Si bien el principio de un buen plan para el final de la vida comienza reflexionando sobre la muerte propia, es importante realizar esta reflexión con seriedad, pertinencia y oportunidad. Morir es un tema serio y por lo tanto planificar para ello también lo es. El momento para pensar profundamente en este tema es ahora y considerar en establecer un plan integral para el final de la vida es una acción que hace todo el sentido. Morir es una experiencia humana y sería valioso movernos hacia una sociedad en donde se hable abiertamente de la muerte y en donde la voluntad de cada persona sea conocida y su legado esté bien articulado. No obstante, este cambio colectivo no es evolutivo, sino que se construye a partir del cambio individual.

Llegar ahí provocará una transición cultural bien reflexionada y deliberada que traerá múltiples beneficios. Este cambio de paradigma tendrá una influencia profunda no sólo en el cambio de actitud de las personas hacia la muerte sino también acarreará otros beneficios en el desarrollo de una legislación de muerte digna más humana, en mejores sistemas de salud y disponibilidad y eficacia de cuidados paliativos, así como en la difusión y mejora de los mecanismos de sucesión. Llegar hasta ahí nos dejará una sociedad más evolucionada y empática que abrace a la muerte como una experiencia humana y que reconozca al duelo como una oportunidad ineludible de crecimiento personal y no como una tragedia dolorosa sin valor. Nos acercaremos hacia una sociedad en donde la sucesión sea una tradición eficaz y no más una situación de transferencia de problemas y sinsabores.

En este blog, así como en el libro “morir chingón” podrás aprender más acerca de este tema y de cómo construir ordenadamente un plan eficaz para el final de la vida. Con tu compra apoyas a que este proyecto se mantenga vigente y tenga mayor alcance.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *