Si te has preguntado si un plan para el final de la vida es para ti, la respuesta sin duda es sí. Independientemente de la etapa de vida en la que te encuentres, reflexionar de manera pertinente acerca de las implicaciones de la muerte propia, te llevará invariablemente a entender las implicaciones y acciones que debes de hacer y a diseñar un plan que se adapte a la necesidad del momento. Por otro lado, si tienes dependientes y/o patrimonio, establecer un plan no sólo es importante sino urgente.
Considera que un plan para el final de la vida no se trata de planificar la muerte sino la manera cómo se quiere vivir mientras la muerte nos llega, así como dejarle a la familia un recuerdo de cariño y apoyo. Un plan para el final de la vida es mejor tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo.
Poner en duda la aplicabilidad o necesidad de un plan suelen ser conclusiones equivocadas derivadas de la falta de conocimiento acerca de estos temas. Son muchos los beneficios de contar con un testamento, una voluntad anticipada o un plan funerario por mencionar algunos de los elementos del plan. Una recomendación que resulta positiva al abordar estos temas, es hacerlo con «ojos nuevos» y estar abierto a otros puntos de vista evitando caer en conclusiones precipitadas influenciadas por creencias personales o por falta de información. Si bien la gran mayoría entiende que en general hay que hacer algo al respecto del final de la vida, sólo una minoría es la que planifica para este momento.
No te preguntes si necesitas un plan para el final de la vida. La pregunta correcta es: ¿qué tipo de plan necesito? Para conocer más acerca de este tema, las implicaciones de la muerte propia y qué hacer al respecto, visita morirchingon y adquiere el libro del mismo título que está dirigido a las personas que quieren planificar un final de la vida digno, un duelo útil y una sucesión eficaz.