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Funeral y duelo

Resignación o resiliencia para afrontar la pérdida

No son pocas las veces que leemos o escuchamos entre las personas deseos de pronta resignación para aquellos que están experimentando una pérdida y que transitan por el difícil camino del duelo. A primera vista, este deseo pudiera parecer empático y hasta legítimo, sin embargo, es en realidad torpe. El duelo no es un malestar del que haya que recuperarse y la resignación no es, ni debiese de ser una cura para afrontar la pérdida. Cuando la pérdida que se encara no es relevante, la lógica nos indica que el cambio es natural y que debemos de aceptarlo para seguir adelante. Si bien, esta es una postura esperada por la mayoría, la verdad es que las personas necesitan tiempo para adaptarse a la pérdida y más aún cuando esta se refiere a algo más trascendente como aquella derivada de la muerte de un ser amado. El hecho de haber perdido a un ser querido nos enfrenta con la realidad de que las cosas no volverán a ser lo mismo, y en este sentido, el mayor desafío que nos presenta el duelo es el hecho de sobrepasarlo a través de la resignificación efectiva de la pérdida.  La resignación como cura, implica adoptar una actitud de aceptación pasiva que nos ahoga en el dolor hasta que el tiempo nos ayuda a olvidarlo o al menos a amortiguarlo. Algo muy distinto es aceptar la pérdida y entablar un proceso de resignificación de la relación con quien se fue y obtener un valor tangible de ello. A través de ganar profundidad y conciencia de la misma pérdida, el deudo va otorgando un nuevo valor a lo que se tiene y con el tiempo va asimilando las lecciones que esta pérdida le enseña. En otras palabras, la aceptación nos llama al aprendizaje y a construir una narrativa coherente que simbolice y dé significado a los cambios que ha dejado la pérdida y que modifican la realidad para siempre. Esto lleva tiempo y a medida que este transcurre, el individuo va encontrando en medio de la adversidad algo positivo que le va agregando valor y oportunidad a su experiencia. La resiliencia es pues el camino para afrontar la pérdida y el deudo necesita de apoyo y tiempo para poder sobrellevar este difícil desafío y extraer un valor tangible de la vivencia.

Morir Chingón es una lectura al alcance de cualquiera y entre muchos consejos sobre la previsión para el final de la vida, también nos describe el proceso del duelo y nos enseña lo que la pérdida significa y el desafío que implica. De manera práctica nos guía para poder establecer acciones concretas para que nuestros seres queridos transiten por un duelo útil cuando enfrenten la difícil experiencia de nuestra partida.       

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