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Previsión

La Cenicienta (víctima de la falta de previsión)

Cuando recordamos el cuento de «La Cenicienta», este nos alude al infortunio y las injusticias a las que la pobre niña es sujeta a manos de “la mala del cuento” que en este caso la identificamos como la madrastra. No obstante, para entender la desventurada situación de la pobre chiquilla, debemos de ser más críticos. En realidad, el verdadero culpable de la desgracia de la protagonista es nada más y nada menos quien debió de haberla protegido más, es decir: su padre (al faltarle también la madre). La madrastra, si bien no podría ser defendida, es simplemente la consecuencia de la falta de previsión y planeación del padre. Este debió de ser más previsor y establecer una serie de acciones con miras a proteger de manera efectiva a su familia. Debió de tomar las acciones pertinentes para cuidar de todos y en especial de la más vulnerable: su hija.

Debió de haber reflexionado de manera pertinente y oportuna acerca de su muerte y de las consecuencias que esta acarrearía para poder planificar de manera eficaz. De ser necesario, debió de haber buscado asesoría competente. Debió de haber investigado, analizado y tomado acciones más efectivas e inteligentes. Pudo, entre otras cosas, haber dejado un buen testamento con un albacea respetable. Asimismo, nombrar un tutor o un curador de confianza para su hija. Pudo haber establecido legatarios o bien hasta crear un fideicomiso. En general, pudo haber establecido una estrategia robusta que protegiera a todas las personas involucradas, a saber: hija, hijastras y esposa. Si bien, la familia no es necesariamente un precursor de complicaciones, la falta de previsión abre la puerta a problemas que pueden incluir disputas familiares e inclusive abusos.

Si bien, este es un cuento de hadas, en muchas ocasiones la realidad supera a la ficción. Así que a menos que creamos en «hadas madrinas», lo más recomendable es comenzar hoy con un plan integral para el final de la vida. Morir Chingón es una lectura al alcance de cualquiera que busque construir un plan integral para el final de la vida que apoye de manera efectiva a todos los involucrados. Encuéntralo en las principales plataformas digitales como amazon.com.mx, gandhi.com.mx, barnesandnoble.com entre muchas otras. 

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Previsión

Ya tengo un plan ¿cómo saber si será eficaz?

Aunque no es lo común, algunas personas con actitud preventiva han tomado algunas acciones y han establecido algún tipo de estrategia para el final de la vida. Por mencionar algunas, hay quienes ya otorgaron un testamento, hay quienes han comentado abiertamente su voluntad con sus seres queridos y hay también algunos que prepararon una carpeta con alguna información que consideraron importante. Si bien, estas iniciativas resultan favorables, es importante considerar que podrían no ser suficientes, que pudieran carecer del respaldo jurídico adecuado o bien, no tener una visión integral.

Para poder evaluar la eficacia de una estrategia para el final de la vida, primero es necesario entender todas las implicaciones de la muerte propia. Es fundamental reconocer que hay acciones y decisiones que son aplicables a la fase terminal de la vida, hay también implicaciones que aplican al momento de la muerte y también hay requerimientos específicos dirigidos a establecer una sucesión eficaz. Es importante asegurar que el plan protege la dignidad y los intereses de todos los involucrados durante cada fase del final de la vida y no menos importante garantizar que cada elemento cuente con el soporte jurídico adecuado cuando así se necesite. De la misma manera, cada plan es único ya que está diseñado para atender necesidades específicas de la familia y a la vez es dinámico, ya que se adapta a estas con el tiempo. Una estrategia mal estructurada, mal respaldada o desactualizada puede ser tan débil como aquella que no existe.

Una estrategia completa y robusta es producto de un análisis exhaustivo de las implicaciones de la muerte propia y de los desafíos que esta conlleva. Una buena estrategia responde a necesidades como facilitar momentos difíciles a la familia, mitigar el dolor de la partida, proteger la dignidad y voluntad propias, evitar conflictos y estrés, amortiguar el impacto económico para la familia y evitar pérdida de patrimonio por mencionar algunos. No hay una fórmula única para una estrategia de este tipo y cada persona deberá de analizar los detalles y necesidades personales para establecer el plan que mejor cubra sus objetivos. Si bien, documentos como el testamento, la voluntad anticipada o planes funerarios son elementos afines a todas las estrategias, habrá quien requiere de cerrar algunos ciclos u ordenar asuntos que impliquen acciones o trámites muy puntuales.

Te invitamos a conocer más acerca de este tema en la web y el libro Morir Chingón, que están dirigidos a las personas que quieren planificar un final de la vida digno, un duelo útil y una sucesión eficaz.

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Previsión

Mucho ayuda el que sí ayuda

Muchos de nosotros hemos escuchado el refrán que dicta “mucho ayuda el que no estorba”. Este refrán, tan cínico como popular, es el mejor aliado de la mente haragana y del personaje poco empático. Cualquier persona con la intención legítima de ayudar encontrará la forma y la ocasión de hacerlo sin ser estorboso o disfuncional. En el caso de la planificación para el final de la vida, la actitud pasiva y desinteresada es la piedra angular que llevará desgracia y dolor a la familia. Ya sea por desconocimiento, miedo u optimismo la mayoría de las personas evitan afrontar la muerte propia y con ello inconscientemente se estacionan en una postura de indiferencia. En la planificación para el final de la vida, como para todo, mucho ayuda el que sí ayuda y mucho estorba el que no hace nada.

Nuestra muerte representa un desafío para los que se quedan. Imaginemos por un instante que además de experimentar la carga emocional que nuestra muerte produce a quienes más amamos, además tendrán que enfrentar deudas y problemas producto de nuestra falta de previsión. La familia no sólo necesita, sino que se merece el tiempo para curar la herida de nuestra partida y adaptarse a una nueva vida sin nosotros. No planificar es sinónimo de arrebatarles dicha oportunidad. Pensemos por un momento la absurda distracción que les representará la tarea de ubicar los papeles importantes, entablar discusiones sin sentido, tratando de completar los trámites que dejamos pendientes, afrontando gastos extra, contrayendo deudas o encarando un juicio de intestado sólo por mencionar algunos problemas.

Hacer un plan para el final de la vida, es una obligación y responsabilidad ineludible. Es una acción sencilla que no es onerosa y que además resultará ser un obsequio generoso y compasivo que ayudará mucho a quienes más queremos durante un momento difícil y significativo.

Morir Chingón ayuda a resolver el problema que la falta de previsión ocasiona. Es información al alcance de cualquiera que busca construir un plan integral para el final de la vida que apoye de manera efectiva a todos los involucrados. Por su parte, el libro del mismo título resulta una lectura ágil y didáctica que acerca a la muerte de forma eficaz y permite reflexionar acerca de ese momento y acompaña para establecer un plan integral que cuide de nosotros y de quienes más queremos.

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Final de la Vida

El desafío de tu partida

Nuestra muerte acarrea a todos los involucrados muchos desafíos. Nuestra muerte les obligará a sobrellevar un duelo que ya en sí mismo constituye una tarea ardua llena de carga emocional. Representa un trabajo de readaptación laborioso ante el hecho de haber perdido a un ser amado. Es un proceso de resignificación de valores y creencias que trata de construir una narrativa coherente que nos ayude a la adaptación de esta nueva forma de vida. Es un proceso de vaivenes emocionales que no es sencillo, máxime si el que se ha ido no sólo representa un soporte emocional a la familia sino además uno de sustento y liderazgo. Es injusto e irresponsable complicárselos más y la manera más simple y absurda de hacerlo más difícil, es partir sin tener un plan para el final de la vida. Esto significará que, además de procesar el esfuerzo emocional mencionado, tendrán que enfrentar la realidad de haber heredado problemas.

Encontrarse, por ejemplo, de cara a un complejo, costoso y tardado juicio intestado. Darse cuenta, de repente, que no encuentran los papeles importantes, que enfrentan desorden y ciclos o trámites inconclusos. Enfrentarse a la realidad de no contar con el soporte jurídico adecuado o que no dan con el paradero de bienes que creen que existen. En general, encarar un proceso del que poco saben y que les costará dinero, tiempo y esfuerzo corregirlo. Estarán ante un panorama que intensifica su dolor y que impacta su ya lastimada economía. Por ello, el hecho de haber previsto un plan para ese momento no sólo constituye un acto responsable, sino que es un acto generoso.

El duelo es temporal, la familia aprende con el tiempo a vivir con la pérdida y a acomodar al ser querido en su corazón. El abandono es permanente. La familia enfrentará problemas y disputas que la acompañarán por un largo tiempo y quizá para toda la vida.

Todas las familias se merecen respeto y dignidad. La única manera de evitar problemas a los involucrados y de hacer el duelo menos doloroso, es anticipar los hechos y hacer un plan eficaz para el final de la vida. Muchos creen que planificar esto es complejo y costoso, o que sólo es para gente acaudalada y sofisticada. Realizar acciones como otorgar un testamento, dejar indicaciones, ordenar asuntos y cerrar ciclos resultan sencillas de alcanzar, le aplican a todas las personas y la inversión económica que requieren, es apenas una fracción del costo que le ocasionará a la familia no tenerlas.

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Previsión

¿Necesito un plan para el final de la vida?

Si te has preguntado si un plan para el final de la vida es para ti, la respuesta sin duda es sí. Independientemente de la etapa de vida en la que te encuentres, reflexionar de manera pertinente acerca de las implicaciones de la muerte propia, te llevará invariablemente a entender las implicaciones y acciones que debes de hacer y a diseñar un plan que se adapte a la necesidad del momento. Por otro lado, si tienes dependientes y/o patrimonio, establecer un plan no sólo es importante sino urgente.

Considera que un plan para el final de la vida no se trata de planificar la muerte sino la manera cómo se quiere vivir mientras la muerte nos llega, así como dejarle a la familia un recuerdo de cariño y apoyo. Un plan para el final de la vida es mejor tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo.

Poner en duda la aplicabilidad o necesidad de un plan suelen ser conclusiones equivocadas derivadas de la falta de conocimiento acerca de estos temas. Son muchos los beneficios de contar con un testamento, una voluntad anticipada o un plan funerario por mencionar algunos de los elementos del plan. Una recomendación que resulta positiva al abordar estos temas, es hacerlo con «ojos nuevos» y estar abierto a otros puntos de vista evitando caer en conclusiones precipitadas influenciadas por creencias personales o por falta de información. Si bien la gran mayoría entiende que en general hay que hacer algo al respecto del final de la vida, sólo una minoría es la que planifica para este momento.

No te preguntes si necesitas un plan para el final de la vida. La pregunta correcta es: ¿qué tipo de plan necesito? Para conocer más acerca de este tema, las implicaciones de la muerte propia y qué hacer al respecto, visita morirchingon y adquiere el libro del mismo título que está dirigido a las personas que quieren planificar un final de la vida digno, un duelo útil y una sucesión eficaz.

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Previsión

La fórmula para el desastre

Bien decía Tucídides, por allá del siglo IV A.C., que el verdadero enemigo a vencer es el error en el cálculo y en la previsión. De la misma manera, el enemigo a vencer para evitar dejar problemas a la familia, es la desidia e indiferencia que nos alejan de establecer un plan de previsión para el final de la vida o bien, establecer uno limitado y vulnerable sustentado por información incorrecta.

Por su parte, A. Einstein dijo que el nivel de pensamiento que se ha usado a la fecha, ha creado problemas que no pueden ser resueltos manteniendo el mismo nivel de pensamiento. Siguiendo esta idea, al querer afrontar un plan para el final de la vida manteniendo las mismas creencias, información o posturas no hará más que perpetuar el problema. Se hace necesario visitar el problema viejo con ojos nuevos

Por otro lado, N. de Grasse comenta que el reto consiste en reconocer la posibilidad de no saber lo suficiente sobre algún tema, como para entender que podemos estar equivocados a ese respecto. Entonces, para establecer un plan para el final de la vida debemos de preguntarnos si en verdad conocemos lo suficiente sobre el tema como para garantizar que estamos tomando las mejores decisiones y acciones.

La base de un buen plan para el final de la vida es estar bien informado y entender las implicaciones que ese momento tendrá para uno mismo y para la familia. La fórmula para el desastre nace de nuestra propia incapacidad de afrontar la muerte propia, de no entender sus repercusiones y de minimizar los impactos que esta puede acarrear. Reflexionar con oportunidad y pertinencia acerca de esto, nos hace ver los hechos como son y hacernos las preguntas correctas. Las respuestas a estas interrogantes nos llevarán a construir un plan adecuado para ese momento y evitarnos a nosotros mismos y a la familia problemas que pueden llegar a ser devastadores.

En la página web y en el libro Morir Chingón podrás entender más acerca de la previsión para el final de la vida, podrás conocer más acerca de sus implicaciones y a formular las preguntas correctas. Aprovecha también la guía práctica del libro para construir un plan eficaz para el final de la vida. 

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Final de la Vida

Conversar sobre mi muerte

Son muchas las ocasiones o eventos que distraen nuestra atención con tareas de planificación. Desde asuntos cotidianos de la semana hasta eventos especiales como celebraciones o reuniones familiares. Si bien mostramos una actitud planificadora para muchas cosas, ¿por qué las cosas debieran de ser distintas con respecto a la muerte?

Más de 90 % de las personas opina que comunicar acerca de las preferencias y cuidados al final de la vida es importante. Sin embargo, menos de una tercera parte lo hace. Por otro lado, la gran mayoría de las personas se creen relevante tener una conversación sobre este tema con su médico, sin embargo, menos del 10% de las personas lo realizan. No es de extrañarse que más del 70% de las personas mueran en circunstancias distintas a sus expectativas.

Una de las conversaciones que sin duda debiese de ocurrir es aquella en referencia a la muerte propia. Es una conversación útil que debe de comenzar en la sala de la casa y no en la sala de cuidados intensivos. Una conversación abierta y honesta con las personas cercanas es un aspecto muy importante sobre la planificación para el final de la vida que dará paso a las acciones, decisiones y diligencias necesarias para asegurar un final de la vida digno.

Si bien es imposible anticipar las circunstancias en las que se dará el final de la vida, si es posible establecer y expresar aquello que consideramos importante, así como identificar los trámites y documentos que serán necesarios para salvaguardar la dignidad y los intereses de las personas involucradas.   

Es importante comenzar esta conversación el día de hoy. Esta decisión puede resultar siendo uno de los mejores regalos que se dará a sí mismo y que extenderá a las personas que más le importan.

Morir Chingón es una lectura al alcance de cualquiera que busca construir un plan integral para el final de la vida que apoye de manera efectiva a todos los involucrados. Es una lectura didáctica que nos acerca a la muerte de forma eficaz y nos permite reflexionar acerca de ese momento. Es un material muy valioso que ayuda a establecer un plan integral para el final que cuide de quienes más queremos.

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Previsión

Hacernos las preguntas correctas

Un buen plan para el final de la vida y la sucesión se logra solamente reflexionando con pertinencia y oportunidad acerca de la muerte propia. Esto significa que debemos de interpretar los hechos como son y a partir de ello, formular las preguntas correctas. La pregunta es una poderosa arma para el cambio. Por ejemplo, un hecho indiscutible (queramos o no y nos guste o no), es que el momento va a ser muy difícil para la familia. Con esto en mente, la pregunta correcta es entonces ¿Qué podemos hacer para facilitarlo? Otro hecho ineludible, será que el momento va a ser doloroso para todos los involucrados. La pregunta correcta es ¿Qué podemos hacer para mitigar su dolor? O al menos ¿Qué hacer para no empeorarlo? En general, la pregunta correcta es ¿Qué tipo de plan para el final de la vida necesito?

A partir de una reflexión sensata y de formularnos las preguntas adecuadas y pertinentes podemos analizar las implicaciones que conlleva la muerte propia. De aquí, generar un interés que nos lleve a establecer un plan adecuado, robusto y eficaz que salvaguarde la dignidad y los intereses de todos los involucrados.  

No hay mejor momento para establecer un plan para el final de la vida y la sucesión que hoy mismo.

Morir Chingón es una lectura al alcance de cualquiera que busque construir un plan integral para el final de la vida que apoye de manera efectiva a todos los involucrados. En particular, podrás aprender más acerca de las preguntas correctas y utilizar la guía práctica para conocer y aplicar más preguntas al caso personal.

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Hablar de la muerte

En tiempos recientes nuestro afrontamiento a la muerte se ha entorpecido. Quizá en parte derivado de algunos factores que alejan a la muerte de nuestra realidad cotidiana como lo pueden ser los avances médicos que claramente han alargado la expectativa de vida y también que ahora la muerte ocurre con mayor frecuencia lejos del hogar. Por otro lado, la muerte es pérdida y toda pérdida evoca dolor. Por ello, resulta también práctico evitar tocar el tema y conseguir con ello un poco de consuelo, aunque sea efímero e inservible. Esta realidad nos ha mantenido un tanto cuanto indiferentes ante la muerte propia y nos evita pensar en las implicaciones que este hecho acarrea. Si bien, no es un tema agradable para nadie, afrontarlo de manera activa y pertinente nos acerca a la reflexión que es necesaria para poder comprender qué implicaciones conlleva y qué significan esto en el día a día de todos los involucrados.

Negar la muerte propia no la aleja, pero sí la hará más complicada. La pérdida de un ser querido siempre acarrea una carga emocional importante a todos los involucrados y el sólo proceso de duelo les representará muchos desafíos. No planificar nada al respecto para el final de la vida, es simplemente decidir complicar más las cosas y vulnerar la dignidad y bienestar de los involucrados.

La etapa terminal de la persona necesitará de atención particular y de tomar algunas decisiones. La muerte de la persona, en la práctica, representará también decisiones y acciones muy concretas. Asimismo, la posterior sucesión del difunto implicará a la familia trámites y actividades específicas. Todo este conjunto de tareas y decisiones sucederán independientemente de que nos gusten o no, o de que hayamos hecho algo al respecto, o no. Se hace evidente que aquel que planifica para ese momento, facilita para sí y a la familia un momento muy complicado. Aquel que no hace nada al respecto, vulnera su dignidad y deja a la familia en el abandono y con toda la carga de las implicaciones sobre sus hombros. Se hace inevitable entonces romper con la costumbre de evitar hablar de la muerte y comenzar a acercarnos a la comprensión de las implicaciones y el efecto que acarrea para anticipar acciones y decisiones que ayuden en esta etapa. Evadir esta responsabilidad nos expone a nosotros mismos y a la familia a un sinnúmero de inconvenientes y de cargas económicas que prevenirlas en vida resulta mucho más sencillo y económico de lo que la mayoría cree.

Morir Chingón es un proyecto que busca apoyar a resolver el problema que ocasiona la falta de previsión para el final de la vida. Busca el libro del mismo título y aprende a construir un plan integral para el final de la vida que apoye de manera efectiva a todos los involucrados. Es una lectura didáctica que nos acerca a la muerte de forma eficaz y nos permite reflexionar acerca de ese momento para establecer un plan integral que proteja la dignidad e intereses de todos los involucrados.

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Morir Chingón

Aprovecha morirchingon.com al máximo

En morir chingón ayudamos a resolver el problema que ocasiona la falta de previsión para el final de la muerte. Lamentablemente esta mala práctica alcanza a más del 90% de las familias. Estamos convencidos de que cada persona merece una muerte digna y cada familia merece transitar por un duelo útil y una sucesión eficaz. Para que esto suceda, no basta con desearlo, es necesario establecer una serie de decisiones, acciones y trámites que garanticen que suceda. El proyecto morir chingón es una iniciativa educativa enfocada exclusivamente a la previsión para el final de la vida. En particular, el sitio morirchingon.com concentra en un sólo lugar artículos especializados y una sección de preguntas que abordan el tema de la muerte propia de una manera objetiva y haciendo a un lado los tabús.

Hablar de la muerte no es fácil y es un asunto del que preferimos desviar la mirada. Desafortunadamente, esta actitud nos aleja de establecer la reflexión necesaria para poder interpretar el hecho adecuadamente y así anticipar las decisiones y acciones que estarán encaminadas a salvaguardar la dignidad y los intereses de todos los involucrados durante un momento que a todas luces será muy complicado para todos.

En morirchingon.com existe información específica que ayuda al lector a aprender acerca de un tema del que poco se habla y del que existe mucho hermetismo.  Se puede encontrar información acerca de los elementos que un buen plan debe de contener, así como muchas otras recomendaciones que pueden guiar al lector interesado a establecer un plan eficaz e integral para el final de la vida. 

Morirchingon.com es un sitio de apoyo. El libro que lleva el mismo nombre es una lectura también muy aconsejable para toda persona que esté interesada en conocer y entender más acerca del final de la vida, sus implicaciones y la previsión eficaz a este respecto.